miércoles, 9 de febrero de 2011

BENARES, CIUDAD SAGRADA



Benarés, la capital religiosa de los hindúes, la ciudad del azafrán, los saris y las sandalias de madera, donde los shastriya sangeet o música clásica hindú se funde con las profundas noches estrelladas y el incienso del aire. A diferencia de la mayoría de otras ciudades de la India sagrada, Benarés es un lugar de culto para la mente y el cuerpo. El río Ganges la hace divina por las mañanas y brillante por las noches.
Esta antigua ciudad ofrece sus tradiciones religiosas y miles de peregrinos vienen hasta aquí para tomar un baño en el río sagrado del Ganges, mientras que otros vienen a morir para encontrar el nirvana.

Hay mucho que aprender de las enseñanzas hindúes, de su contenido, de todo  aquello que involucra mensajes que van desde su tradición religiosa, lo que grandes avatares, iniciados nos han legado, así como de sus creencias, tradiciones.
Se nos recuerda, que , Benarés  o Varanasi, es una ciudad situada a orillas del río Ganges en el estado de Uttar Pradesh (India). Se trata de una de las siete ciudades sagradas del hinduismo.
A lo largo del río hay 84  amplias escalinatas, ya que de acuerdo con la mitología hindú el alma requiere de 84 millones de encarnaciones antes poder liberarse del ciclo de la vida y la muerte. Los significados simbólicos aquí son más que una referencia o una leyenda fantástica en boca de los siempre disponibles guías locales.

Todas estas creencias han convertido la ciudad en el destino de enfermos y ancianos, que quieren pasar sus últimos días en la ciudad santa. A lo largo del Ganges se alinean numerosas residencias destinadas a albergar a los moribundos. La orilla del río es también el centro de los crematorios de la ciudad.

Nos aporta la enciclopedia Wikipedia sobre ella, De acuerdo con la leyenda, la ciudad fue fundada por el dios Shivá a principios de la era de Kali (c. 3100 a. C.). Los arqueólogos creen que tiene más de 3000 años de antigüedad, y que fue un centro religioso dedicado a Suriá, el dios del Sol.
Durante la época de Buda (siglo VI a. C.), Varanasi era la capital del reino de Kashí. Muchas escrituras sagradas,
incluido el Rig vedá, el Skandá purana, el Ramaiana y el Majábharata, describen la ciudad. El célebre viajero chino Xuanzang, fue testigo de que la ciudad era un centro religioso, educativo y artístico, y que se extendía 5 km a lo largo de la ribera del Ganges. Fue un centro comercial e industrial, famoso por sus telas de seda y muslin, perfumes, trabajos en marfil y esculturas.
En el año 1300, la ciudad sufrió un importante saqueo por parte de tropas provenientes de Afganistán.
Posteriormente, en el siglo XVII, Benarés sufrió el ataque del emperador mogol Aurangzeb, que pretendía acabar con el hinduismo. La ciudad sobrevivió ambos ataques, aunque la mayoría de los templos y edificios fueron destruidos.
Se dice, que en la actualidad, los hinduistas la consideran una de las principales ciudades de
peregrinación. La categoría de ciudad santa proviene de la creencia de que una de las cuatro cabezas del dios Brahmá consiguió descansar al llegar a esta ciudad. Además, según la mitología hinduista, la mano izquierda de Satí (la esposa del dios Shivá, que se suicidó prendiéndose fuego) cayó en esta ciudad, teniendo cada una de estas divinidades su propio templo.
Según el hinduismo, todo aquel que muera en Benarés (o a menos de sesenta kilómetros de la ciudad), queda liberado del ciclo de las reencarnaciones. Los baños en el río Ganges se consideran purificadores de los pecados. En su paso por esta ciudad el río Ganges cuenta con un importante grado de contaminación. Según la tradición, todo hinduista debe visitarla al menos una vez en la vida.
Vida y muerte se mezclan en este río donde se pueden ver niños jugando a la pelota mientras esquivan algún cuerpo surcando por sus aguas sagradas. Nosotros dejamos de amar y comprender a la muerte hace mucho tiempo. La escondimos bajo nichos de cemento. Aquí en la India la muerte se venera al igual que la vida y juntas van de la mano para darle un lógico sentido a nuestra existencia.


Se indica además, que sorprende encontrarse deliciosas samosas, lassis, talis o chapatis apenas a dos metros de distancia de una vaca haciendo sus deposiciones o respirar a la vez el humo a carne quemada de alguna cremación en el ghat más cercano. Cremaciones, incienso, excrementos, biriani, samosas, curry, asados, hierbas aromáticas… Andar por Varanasi es un menú completo para nuestro olfato. La riqueza de aromas y colores se mezclan en un sinfín de tonalidades y constituye un verdadero placer perderse entre el bullicio de sus estrechísimas calles para acabar en un ghat en el atardecer y presenciar uno de sus rituales sagrados con fuegos y pétalos lanzados al río.




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